MAQUILLAJE COMO PROFESIÓN
La profesionalización del oficio se inicia con la incorporación del sonido en la industria del cine, que como consecuencia dejo a muchos actores desempleados que no lograron adaptarse al cambio. En ese entonces los estudios comenzaron a contratarlos para que se encargaran del maquillaje, pues en el teatro y en los comienzos del cine ellos mismos tenían que hacerlo y fueron haciéndose expertos al asumir ese rol en las producciones. Así surgió el reconocimiento del oficio del maquillador y empezó a cobrar importancia en los estudios de Hollywood.
En cuanto a la producción latinoamericana la aparición del cine sonoro fue un suceso contundente para el cine y tuvo consecuencias notables ya que la infraestructura técnica era bastante compleja y sofisticada y los precios no eran muy fáciles de costear por muchos pueblos latinos.
De la mano con el equipo de producción trabaja el maquillador, entrando en diálogo continuo con el director de fotografía, el director artístico, el diseñador, el vestuarista y demás miembros del equipo. Se convierte en parte fundamental para resolver creativamente los requerimientos con respecto a la imagen que requiere la obra.
En este oficio más allá de manejar técnicas específicas se requieren capacidades creativas e imaginativas para lograr interpretar las orientaciones de la dirección de obra y ofrecer soluciones adecuadas. El maquillador vive en permanente búsqueda de métodos y trucos, respondiendo desde su formación a todas las necesidades y exigencias del medio artístico, contando con la capacidad de adaptarse a las evoluciones técnicas del medio.
El maquillaje se convierte en un amplio campo de conocimiento que de acuerdo a sus intereses los profesionales del maquillaje tendrán la posibilidad de desarrollar su propio estilo en el campo en el cual se desempeñen: cine, televisión, teatro, fotografía, moda, social, etc.
En el proceso de profesionalización de la figura del maquillador los 80 fueron una década clave. Paralelamente se inicia el uso de la robótica en los efectos de maquillaje para cine, apareciendo la creación de personajes y criaturas con diversos puntos de movilidad. Un ejemplo es la producción de Robocop en 1987 bajo la creación del maquillador Rob Bottin quien desarrolló el animatronic, una combinación de elementos de látex esculpiendo prótesis con efectos tecnológicos para lograr el movimiento robotizado.
En la actualidad (primera década del siglo XXI) han llegado a un alto nivel las grandes producciones de cine de ficción con una técnica de caracterización muy avanzada, en la cual el papel del equipo de maquilladores desempeña funciones claves para la escenografía y credibilidad de la producción.
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